En las dos últimas décadas las condiciones materiales de vida han cambiado significativamente. El consumo se ha generalizado; los electrodomésticos, el coche, la informática, las vacaciones o los viajes forman parte de la vida cotidiana de la mayoría de los españoles. En el mismo sentido, se ha producido un notable incremento de la renta per cápita que nos sitúa entre los 15 países más ricos de la Tierra, aunque sigue estando por debajo de los países más avanzados de nuestro entorno.
La sociedad española ha experimentado un fuerte proceso de modernización. Respecto a la educación, se ha generalizado la enseñanza obligatoria hasta los 16 años (LOGSE) y el número de universitarios ha aumentado espectacularmente, así como el de centros educativos. Otras mejoras han sido la universalización de la sanidad (atención médica gratuita para todos los españoles), la cobertura del desempleo y la generalización del sistema de pensiones. Se han realizado, además, fuertes inversiones en infraestructuras (Carreteras, autovías, ferrocarril, aeropuertos, telecomunicaciones...), modernizándose todos los servicios.
La estructura social también se ha transformado en otros aspectos. Uno de los más relevantes es la incorporación de la mujer a la vida pública (trabajo, política...), respaldada por la Constitución, que consagra el principio de igualdad y no discriminación por razón de sexo. Al nuevo papel de la mujer hay que añadir cambios en la estructura familiar como un espectacular descenso en la tasa de natalidad (1,6 en 1995), aumento de las familias monoparentales (sólo padre o madre), retraso en la edad de matrimonio y de la reproducción.
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