Desde los últimos años del siglo XIX la presencia española en el reino de Marruecos había ido aumentando. Tras un primer acuerdo franco-español en 1904, que otorgaba a España la administración del Rif, en 1906 la CONFERENCIA DE ALGECIRAS concedió a ambos países el protectorado conjunto sobre el sultanato, y entregó a España la administración de la región citada. En los años siguientes, compañías españolas comenzaron a instalarse allí, con el objetivo de explotar las riquezas mineras de la región, y junto a ellas enviaron algunas tropas.
En 1909 se produjo un ataque marroquí contra las obras del ferrocarril minero que debía enlazar la sierra con el puerto de Melilla. Después de los hechos de la Semana Trágica y de las primeras campañas militares en Marruecos (el desastre del Barranco del Lobo el 27 de julio de 1909 en el que murieron en una emboscada entre oficiales y soldados más de 1.200 españoles) se inicia la explotación económica del territorio.
Después de la Primera Guerra Mundial, en el verano de 1919 se va a producir un recrudecimiento de la guerra de Marruecos, ya que los franceses reanudaron su avance por el protectorado y España igualmente emprendió una política de expansión. En 1.919 se inicia una política de expansión dirigida hacia Yebala en el oeste y el Rif en el este. Bajo las órdenes del Alto Comisario, general Berenguer, una vez ocupada Xauen en 1.920, se emprendió una acción lenta y sistemática de control del territorio frente a unas tribus más beligerantes. En paralelo surge el nacionalismo rifeño dirigido por Abd-el-Krim, antiguo funcionario para el estado español, que consigue armar a los rifeños por la oferta de armamento existente una vez finalizada la primera guerra mundial.
La idea estratégica de los mandos españoles era sencilla: partiendo de las comandancias de Ceuta y Melilla se debía avanzar progresivamente hasta unir los territorios dominados. Entre 1919 y 1921 el general F. Silvestre duplicó el territorio controlado por los españoles en torno a Melilla con el beneplácito de sus superiores, ocupando Annual e Igueriben en 1.921, con lo que parecía haber establecido puestos para ocupar la zona e invadir Alhucemas, pero su afán de conseguir una gran victoria definitiva le llevó a la imprudencia, obrando por su cuenta y no contando con la estrategia del líder guerrillero del Rif ABD –EL-KRIM. En Annual, en 1921, las tropas de Abd-el-Krim sitiaron la guarnición española, que inició una retirada desordenada hasta Melilla. Los rifeños impidieron su retirada y asaltaron Annual, Iguiriben y Monte Arruit, derrotando por completo a las fuerzas españolas. España quedó sobrecogida la tarde del 22 de junio de 1921: la guarnición entera, unos 6000 hombres, había sido masacrada. Silvestre se daba por desaparecido y una cantidad de armamento había pasado a poder del enemigo.
La impopularidad de la empresa marroquí crispó a la opinión pública y las reacciones políticas no se hicieron esperar. El gobierno dimitió y se inició un proceso parlamentario encaminado a indagar las responsabilidades militares y políticas de la derrota. A tal efecto se nombró una comisión en el Congreso encargada de elaborar un informe sobre lo sucedido, que debía ser presentado a las Cortes.
Este informe, conocido como el Expediente Picasso (pues fue instruido por el general Picasso en 1.923), provocó fuertes debates en las Cortes y contó con la oposición del ejército y las compañías con intereses económicos en Marruecos que aspiraban a explotar los recursos mineros, que quería frenar el asunto puesto que de él podían derivarse responsabilidades de los mandos militares y llegar a implicar a la propia monarquía en el desastre. Al parecer, y debido a su amistad con Alfonso XIII, el general Silvestre se sintió impulsado por el monarca a iniciar su ofensiva sin tomar las precauciones necesarias. Se inició un agitado debate parlamentario y la minoría socialista, con el apoyo de los republicanos, exigió medidas drásticas que apuntaban directamente al ejército y al Rey.
El expediente no llegó nunca a las Cortes, ya que días antes de la fecha prevista para su discusión se produjo el golpe de Estado de Prima de Rivera.
En 1924 se promulga una ley de amnistía para los responsables eventuales del “desastre”, en los cuales incluía también a los enemigos de la dictadura. En este mismo año, Abd-el-Krim sigue concentrando fuerzas, aísla Larache y pone cerco a Xauen. Francia se decidirá a intervenir, ya que su protectorado se encuentra en peligro. En 1925, las tropas francesas y españolas realizaron un desembarco en Alhucemas. Al mismo tiempo, los franceses ocuparon las montañas atacando desde Fez. El líder rifeño acorralado, se rindió a Francia y fue exiliado. La campaña de Marruecos no finalizó hasta julio de 1927.
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