Las distintas ciencias y saberes son manifestaciones de un saber único. Esta concepción unitaria del saber proviene de una concepción unitaria de la razón. La sabiduría es única porque la razón es única. Introduce la idea de una ciencia con un método universal. La filodofía es como un árbol, cuyas raíces son la metafísica (Dios, alma y mundo), el tronco es la física y las ramas las ciencias prácticas.
Hay dos modos de conocimiento racional: La intuición (captación inmediata de las ideas simples surgidas de la razón misma, concepto de la mente pura y atenta) y la deducción. Si se aplica el método matemático a todas las ciencias, se tiene validez universal.
Las reglas del método:
Si queremos alcanzar la sabiduría, es necesario utilizar su método plasmado en su obra el Discurso del Método. Donde indica el procedimiento que debe seguir la razón en la búsqueda de la verdad, empleando correctamente la intuición y la deducción.
1. Regla de la evidencia: debemos aceptar que una cosa es verdadera si se presenta a la mente de forma clara y distinta, es decir que no haya duda en ella. Evitar la prevención y la precipitación. La verdad es una propiedad de nuestras ideas, que se descubre analizando las cualidades.
2. Regla del análisis: consiste en dividir los problemas en partes más simples. De este modo se llegan a intuir los términos más simples de la realidad sobre las que la mente puede alcanzar la evidencia.
3. Regla de la síntesis: volver a construir las ideas complejas siguiendo un procedimiento lógico y ordenado que nos lleve a concluir unas ideas coda vez más complejas.
4. Regla de la enumeración: consiste en revisiones para estar seguros de que no hemos obviado nada. Es una comprobación de que el análisis y la síntesis son correctas.
La primera verdad y el criterio:
a) La duda metódica:
Para que el entendimiento encuentre en sí mismo las verdades básicas para deducir nuestros conocimientos, hay que comenzar por una verdad absolutamente cierta y eliminar todo aquello de lo que sea posible dudar. De este modo surge la duda instrumental que tiene como objetivo dudar de todo hasta que se alcance una verdad segura.
Solo es una duda que pertenece en al ámbito teórico, un ejercicio mental y teórico.
Los niveles de la duda metódica cartesiana:
1. La percepción sensorial: dudar de nuestros conocimientos se encuentra en los datos de los sentidos.
2. El razonamiento: hay que dudar también de nuestras capacidades racionales.
3. Los sueños nos muestran un mundo externo de extremada viveza que solo al despertar nos damos cuenta que no tenían existencia real.
4. La verdad matemática no depende de la existencia de un mundo real. Pero Descartes lleva la duda a un último nivel: tal vez exista un genio maligno de extremado poder e inteligencia que pone todo su empeño en inducirnos a error. Esto supone que el entendimiento humano es de tal naturaleza que se equivoca siempre y cuando cree captar la verdad.
Descartes encuentra una verdad absolutamente cierta: la existencia del propio sujeto que piensa y duda. Puedo dudar de todo, excepto de que yo dudo. Mi existencia como sujeto que piensa está exenta de todo error y de toda duda. (<Pienso, luego existo>)
Esta verdad intuitiva y evidente en sí misma, constituye como el primer principio de la filosofía a partir de la cual podemos intentar descubrir otras verdades igualmente seguras.
Mi existencia como sujeto pensante es el prototipo de toda verdad y certeza. Y su existencia es indudable porque es evidente, ya que el criterio general de certeza para Descartes es que todo lo que percibo clara y distintamente es verdadero.
Para Descartes, “claro” es cuando poseemos una idea en la mente de forma manifiesta. Es “distinto” cuando un conocimiento que podemos separa claramente y diferenciarlo de cualquier otro conocimiento, es decir, una idea cuyos límites son precisos. Como contraposición de la evidencia (claridad y distinción) son las ideas oscuras (no se captan con facilidad) y confusas (mezclándose con otras ideas sin dejar claro sus límites)
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