En España el
Renacimiento surge como influencia de los dos focos europeos más importantes,
Italia y los Países Bajos, debido al constante contacto político, económico y
social y por la influencia o el dominio que tiene la monarquía hispánica sobre
estos territorios. No obstante se observan algunas diferencias, pues en España
sigue primando un contenido religioso más propio de la etapa medieval y el
abanderamiento que hace la monarquía de la contrarreforma lleva a la
imposibilidad de desarrollar libremente las ideas y formas artísticas, poniendo
en práctica la censura de libros y la prohibición de estudios en el extranjero,
que supusieron un cierto retraso en la actividad intelectual y artística en
España.
La
influencia de Erasmo de Rotterdam (defensor de la reforma de la iglesia,
estudio de las fuentes clásicas, traducción de las escrituras a las lenguas
vernáculas …) encontró eco en España, donde Cisneros inicia una reforma
eclesiástica y propicia instituciones de estudio como la Universidad
Complutense o la Biblia Políglota Complutense. Además la influencia erasmista
caló en grandes lingüistas como Juan Luis Vives o Juan y Alfonso Valdés. Junto a
estos escritores, Antonio de Nebrija publicó la primera Gramática Castellana
(1492) y dirigió la Biblia Políglota.
La
imprenta y un mayor interés de las clases superiores por la alfabetización
propiciaron el desarrollo de la literatura. En ella se desarrollaron toda clase
de géneros, desde las novelas de caballería o pastoriles hasta una poesía
lírica o épica producidas por grandes poetas como Jorge Manrique, el Marqués de
Santillana, Garcilaso de la Vega o Fray Luis de León. Pero quizá la obra más importante
del renacimiento español sea el Lazarillo de Tormes (1554), anónima, pero cuyo
realismo y ruptura con todos los modelos sociales y estéticos de la época lleva
a considerarla la novela más moderna del nuestro renacimiento.
Las
artes plásticas también se desarrollaron. Así la arquitectura vio aparecer
estilos como el plateresco, a caballo entre el gótico y el renacimiento, o el
clasicismo, ya claramente renacentista, de Pedro Machuca (arquitecto del
Palacio de Carlos V en Granada). Un autor importante es Juan de Herrera, que
desarrolla un estilo propio, el herreriano, y cuya obra fundamental será el
monasterio de El Escorial. La escultura tiene una clara influencia italiana en
Alonso de Berruguete y Juan de Juni, centrados sobre todo en imágenes religiosas.
En pintura, además de pintores de influencia italiana como Juan de Juanes o
Luis de Morales, destaca Doménikos Theotokópoulos, el Greco, quien desarrollo
un estilo manierista propio, y tuvo poca aceptación en su época.
El siglo XVI
conoció un espectacular desarrollo científico e intelectual, en especial en
todas aquellas disciplinas que se vieron afectadas por el descubrimiento del
nuevo mundo. En el campo de las ciencias el conocimiento de nuevas tierras y
especies impulsaron el avance de la geografía, la botánica, la química, la
farmacología y las ciencias naturales. En el campo del derecho se estableció un
debate sobre los derechos de los indios y la legitimidad de la conquista que
sentaron las bases del derecho internacional, en este campo destacó Francisco
de Vitoria. El comercio y la influencia de los metales preciosos americanos
plantearon ciertas dudas morales sobre determinadas prácticas comerciales.
Destacó la Escuela de Salamanca que formuló nuevas teorías, entre ellos estaban
Francisco de Vitoria, Domingo de Soto o Martín de Azpilicueta, el primero en
formular la teoría cuantitativa del dinero.
La Inquisición
La
Inquisición era un tribunal eclesiástico que velaba por la pureza del
catolicismo y perseguía cualquier manifestación de herejía y demás delitos
contra la fe (brujería, apostasía, bigamia …). Fue creada en 1478 por los Reyes
Católicos en Castilla y Aragón para perseguir a los falsos conversos y
consolidad la unidad religiosa. Los tribunales dependían de la corona y se
administraban a través del Consejo de la Santa y Suprema Inquisición, al frente
del cual estaba el inquisidor general, que dirigía y coordinaba una serie de
tribunales provinciales con sus respectivos inquisidores y otros servidores
llamados familiares de la inquisición. El proceso inquisitorial comenzaba tras
una denuncia o sospecha sobre un acusado, quien era retenido y, a veces,
torturado en prisión, mientras se investiga su conducta. Después, el tribunal
dictaba sentencia, que podía ser de absolución, plena o parcial, o de condena
con penas que podían ser de prisión, de inhabilitación para el servicio a la
Corona, de penitencia pública (llevar sambenito) o de muerte en al hoguera. Las
condenas se leían y se ejecutaban por parte de las autoridades civiles (relajación)
en un solemne acto público, el auto de fe.
En
la España del siglo XVI era difícil mostrar la mínima discrepancia con la
ortodoxia. Los primeros en sufrir los rigores inquisitoriales fueron los
alumbrados o iluminados, que tendían a apartarse de las formas de religiosidad
tradicionales y se refugiaban en un cristianismo interiorizado. Otro colectivo
que tuvo serias dificultades fue el de los erasmistas, seguidores del humanista
holandés Erasmo, que recomendaban una religiosidad menos formalista que la oficial
y que suscitaron una gran desconfianza. También fue minoritario el
protestantismo español, con algunos núcleos en Sevilla y en Valladolid, que
fueron eliminados rápidamente.
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