La década moderada (1844-1854)
Los primeros diez años del reinado efectivo estuvieron protagonizados por la figura del general Narváez, líder indiscutible de los moderados, pese a que no siempre presidió el Consejo de Ministros. Fue el principal inspirador de La Constitución de 1845 y de las leyes del periodo, y mantuvo al ejército alejado de la vida política. Sólo al final de la década cedió el protagonismo a otros dirigentes, como Bravo Murillo.
Una nuevas Cortes procedieron a elaborar la Constitución de 1845, que estuvo en vigor hasta 1869. Tenía características claramente conservadoras. Incluía una declaración de derechos muy teórica, que permitió más tarde limitarlos de forma muy restrictiva mediante las leyes ordinarias. Se declaraba la exclusividad de la religión católica, con la obligación del estado de mantener a la iglesia, y se suprimía la Milicia Nacional, un cuerpo que venían controlando los progresistas.
En cuanto a los poderes del estado, la Constitución repartía el poder legislativo entre las cortes y el rey (soberanía compartida). Un Senado compuesto por miembros vitalicios elegidos por la corona entre las elites de la nobleza, la iglesia, el ejército y la administración, serviría para limitar las reformas. Además, permitía a la reina disolver el Congreso sin otro límite que convocar elecciones para una nueva cámara. También se eliminaban los límites del poder ejecutivo que la Constitución de 1837 había mantenido, lo que permitió la intervención continua de la reina en la vida política. Por último, alcaldes y presidentes de Diputaciones serían elegidos pro el Gobierno.
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