El Imperio de Carlos V: Conflictos internos, Comunidades y Germanías.

Tras la muerte de Fernando de Aragón en 1916, Carlos heredó por parte materna Aragón, Castilla, América y parte de Italia. Ya heredaba por parte paterna los Países Bajos y el Bajo-Condado. Y tras la muerte de Maximiliano I, su abuelo, heredó Austria y el título de emperador.

Carlos I quería implantar los ideales medievales de las universitas cristianas, pero en el siglo XVI estaba desfasado debido a la implantación de los ideales renacentistas que provocó que todas las naciones rechazaran cualquier autoridad supranacional. Carlos V adquirió el papel de emperador en circunstancias adversas: Francia quería conquistar Italia, por el Mediterráneo el Imperio Turco quería expandirse y se levantaron, además, revoluciones religiosas y políticas. En esta situación, Carlos I entendió que tenía una misión histórica: implantar una monarquía cristiana (la cual puso en el mando a el papa) y una política (que dirigía él mismo) Para ello tuvo que sufrir muchas guerras y tener una vida itinerante, es decir, moviéndose de aquí para allá sin establecerse en un lugar fijo.

En 1517, Carlos llega a España con tan solo 17 años. No sabe hablar castellano y tiene a muchos consejeros flamencos que ocuparán puestos altos en la Corte y en la Iglesia. Se convocan unas cortes para ratificar al rey y exigirle que debe de vivir en el reino y respetar las leyes. Tras la muerte de Maximiliano I en 1519, Carlos hereda el Imperio Alemán (aunque tenía  a Francisco I de Francia como oposición) y para nombrarse emperador convoca las Cortes de Santiago para pedir dinero, lo que provoca el descontento de los procuradores.

El descontento surgió en Castilla y se desplazó a las demás ciudades importantes por varios motivos:

  • Los consejeros flamencos habían usurpado los altos cargos únicamente para beneficiarse ellos mismos.
  • Nombró como regente a Utrech en caso de ausencia de Carlos y como arzobispo de Toledo a Guillermo de Croy.
  • El temor a la exportación de lana a Flandes que perjudicara a los artesanos del interior del reino. 

La rebelión contra la corona surgió en Toledo debido a que los procuradores votan al servicio de las Cortes. Esta rebelión se expande por las ciudades, las cuales envían a sus representantes a la Junta de Ávila, cuyo proceso aumentó su rapidez debido al incendio de Medina de Campo por el ejército real. Los comuneros consiguieron ocupar Tordesillas y allí crearon las Juntas, donde  intentaron convencer a la reina Juana para que les apoyara, aboliera los impuestos de las Cortes de 1520, respeto a sus leyes y la marcha de los flamencos. Pero los comuneros fueron derrotados en 1521 en Villalar debido a la respuesta militar de Carlos V y el abandono de algunas Juntas por parte de las ciudades. Fueron decapitados sus dirigentes pero todavía quedaba en Toledo el espíritu revolucionario de María Pacheco, pero solo duró un año más.

Las Germanías surgieron en Valencia. Fue una revolución social y no política por lo que se llegó tarde al intento de sofocarla. Esta revuelta surgió por la crisis económicas y por las epidemias que había provocado que los nobles huyeran de las ciudades por la peste. Además se inició una critica contra los moriscos que se les acusaban de beneficiar a los nobles. En un principio estas Germanías dirigidas por Joan Llorenç solo involucraba a Valencia. Pero tras su segundo dirigente Vicent Peris, se fue expandiendo. Antes esta situación el rey pidió al virrey que sofocara la revolución pero ya era tarde debido a que se inició una guerra civil entre nobles y sublevados. Esto finalizó en 1522 con la derrota de las Germanías y con la decapitación de sus generales. Este movimiento se extendió a las Baleares pero fue rápidamente sofocado por el ejército real.


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