Los sistemas políticos democráticos

El pluralismo político:
Los diferentes partidos políticos que luchan por tomar el poder a partir de las elecciones es característico de las democracias parlamentarias. Cada partido representa las diferentes ideologías que puede tener el pueblo, por eso se les considera los portavoces del Pueblo. Ellos son los encargados de convertir las aspiraciones del pueblo en decisiones políticas. Los partidos representan una ideología e intentan dar soluciones a los problemas que afectan a la sociedad. Los ciudadanos a través de sus votos eligen al partido que mejor les representa y mediante los votos se escoge  al partido o partidos que deban ejercer el poder o los que deban mantenerse en la oposición.

Las tendencias más destacadas de los partidos políticos son:
  • Conservadores: Intentan reducir el intervencionismo del Estado. Dan gran importancia al orden social y son los gran defensores de los derechos individuales.
  • Demócratacristiano: confesionales de carácter conservador, pero son más sensibles por temas de la justicia social.
  • Socialistas: Son aquellos que defienden o dan más importancia a la distribución igualitaria de la riqueza y para ello utilizan  la política fiscal. Otorgan un papel muy importante al Estado.
  • Otras como comunistas, nacionalistas, ecológicas... que aunque son la minoría tienen gran peso.
La mayoría de países europeos son multipartidistas y cuando ningún partido consigue la mayoría absoluta para garantizar la elección de un Presidente del Gobierno, entonces toman gran importancia los partidos bisagra que se convierta en un gobierno de coalición, y así mantener la estabilidad del gobierno.

En otros países como Estados Unidos son partidistas. En este caso que hemos elegido los partidos son: el Partido demócrata y el Partido conservador. Los republicanos tienen un carácter conservador y un apoyo del mundo de los negocios, mientras que los conservadores tienen un carácter más social y tienen la ayuda de sindicatos y minorías étnicas a demás de recoger los votos de la mayoría de las clases medias.





Periodo de reconstrucción y autarquía. (España)

El 1 de abril de 1939 acabó la Guerra Civil Española con la victoria del bando sublevado dirigido por el general Franco, el cual sería jefe de Estado desde ese mismo año hasta 1975. La posguerra trajo un periodo de decadencia para España: infraestructuras destrozadas (causadas por los bombardeos) provocó una disminución demográfica, exilio de parte de la población, disminución de la capacidad productiva,  hambre y  miseria se convirtieron en la vida cotidiana de la población…

El régimen franquista instauró a comienzos del siglo XX  una solución a la penuria económica, marcada por el modelo creado en la Italia de Mussolini y que también se consolidó en la Alemania nazi: la autarquía, una política económica que busca la autosuficiencia económica de un país a partir de la intervención del Estado y contando solamente con los propios recursos.

El régimen provocó que el sistema intervencionista y proteccionista se extendiera por toda la economía nacional. El Estado dirigía toda la economía del país: fijó los precios agrícolas y obligó a los campesinos a entregar los excedentes de sus cosechas, reguló los salarios, los precios, la producción agrícola, el comercio con otros países… Se crearon empresas estatales (Endesa, Seat, Enasa…) las cuales se ubicaron dentro del holding del Estado: Instituto Nacional de Industria (INI) conocido actualmente como sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).

La situación se vio agravada por la coyuntura internacional siendo España aislada del Plan Marshall (plan de recuperación de las economías de Europa Occidental arruinadas por la guerra) A demás, los años de la posguerra marcaron una tremenda regresión en el terreno económico. El hundimiento de la producción agrícola e industrial fue acompañado de una vuelta atrás histórica: el sector primario volvió a superar el 50 por ciento de la renta nacional (la mitad de la población activa estaba empleada en la agricultura y solo un 18% en la industria). Se contaba con un mercado doméstico pobre y relativamente pequeño, la energía y las materias primas escaseaban y las infraestructuras de las comunicaciones eran muy deficientes. El mercado negro, el estraperlo, y la corrupción generalizada se apoderaron de la economía del país. 
Todo esto hizo imposible el desarrollo autárquico y provocó que los inicios de los años cincuenta se produjera un giro en la política económica.


La liberalización parcial de precios, del comercio y de la circulación de mercancías, unido al fin al racionamiento de alimentos (en 1952); trajeron cierta expansión económica. Finalmente, en 1954 se superó la renta por habitante de 1935. Se ponía fin a veinte años perdidos en el desarrollo económico español.

Época del desarrollismo español.

La guerra fría y el cambio en la política internacional norteamericana propiciaron que desde 1951 hasta 1957 recibiéramos ayuda económica norteamericana, a cambio del establecimiento de bases militares estadounidenses en España. Estas ayudas permitieron importaciones de capital físico imprescindibles para el desarrollo industrial. Además, en 1958, España se hizo miembro del Banco Mundial y, en 1959, del Fondo Monetario internacional. También ingresó en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

El crecimiento económico trajo, sin embargo, una fuerte inflación que propició un fuerte malestar social. España sentía la necesidad de reformas estructurales en la economía. Finalmente, en 1957 Franco permitió la entrada en el gobierno de un grupo de tecnócratas del Opus Dei. Estos nuevos ministros diseñaron el giro definitivo en la política económica: el Plan de Estabilización de 1959.

El Plan de Estabilización Económica de 1959 fue un conjunto de medidas económicas aprobadas por el gobierno español  con  el objetivo de la estabilización y liberalización de la economía española. Supuso la ruptura con la política de autarquía del franquismo y posibilitó el inicio de una época de crecimiento económico en el país durante los años sesenta.

El Plan se caracterizó por una estricta política monetaria que quería evitar la inflación. El plan preveía las siguientes actuaciones:
  • ·         Reducción de gasto público y congelación del sueldo de los funcionarios.
  • ·         Moderación salarial para luchar contra la inflación.
  • ·         Reducción del intervencionismo del Estado en la economía.
  • ·         Liberalización de las importaciones y fomento de las exportaciones.
  • ·         Estimulación de las inversiones extranjeras excepto en industrias de guerra, servicios públicos y actividades relacionadas con la información.
  • ·         Devaluación de la peseta.
  • ·         Elevación de tipos de intereses.


Los efectos fueron inmediatos. El primer efecto fue una mejora espectacular de la balanza de pagos  y una caída en el empleo y en la renta real, que se mantuvo durante un año.  Gracias a esto, los españoles experimentaron una clara mejoría. La llegada de bienes extranjeros y de capital permitió renovar los bienes de capital y multiplicar la productividad del trabajo. También forzó una mayor competencia de las empresas españolas con las extranjeras.


 A un nuevo tipo de cambio y en una sociedad con salarios y precios bajos, España pasó a ser muy atractiva para el turismo, que se convirtió en un sector en gran desarrollo y ayudó a generar empleo. El aumento del turismo provocó un desarrollo en las actividades relacionadas con el transporte y la construcción. Todo esto ayudó a que la actividad agrícola dejara de tener tanto peso en la economía nacional. El Plan consiguió no solo estabilizar la economía española, sino que España experimentó un periodo de fuerte crecimiento.
Aun que el Plan de Estabilización dedicó muchos esfuerzos en evitar el proteccionismo, el proteccionismo continuó y adoptaron nuevas reformas, de las cuales destacan las acciones concertadas.

Las acciones concertadas son acuerdos registrados en el ámbito de un programa de empresas de un sector industrial y la Administración, en el que se fijan de mutuo acuerdo los derechos y deberes recíprocos. Si las empresas consiguen llegar a unos determinados objetivos, el Estado les concederá determinados beneficios fiscales, subvenciones, etc.

Durante este periodo de crecimiento económico trajo consigo cambios estructurales y geográficos. Demográficamente, se produjo un espectacular crecimiento de la población, impulsado en parte por la política natalista del régimen, y fue muy significativo el aumento de población urbana. Cabe destacar el éxodo masivo de trabajadores del campo hacia las ciudades y poblaciones costeras, es decir, zonas de mayor dinamismo económico. La población activa que emigró provocó un desarrollo industrial y del sector servicios, lo cual provocó a su vez, cambios en las estructuras socio-profesionales, constituyendo una sociedad de clases medias (convirtiendo a los campesinos empobrecidos en trabajadores urbanos mejor remunerados y, sobre todo, con mejores expectativas de futuro). El litoral costero experimento un periodo de prosperidad debido al turismo y al desarrollo de técnicas agrícolas y de iniciativas industriales.

La economía española creció en este periodo (1960 y 1973) más que ninguna otra de Europa, una diferencia que se explica en gran medida por la magnitud del atraso anterior.

El descenso de la población rural afectó asimismo a la estructura social agraria: las explotaciones agrarias familiares o en pequeñas empresas fueron las predominantes. Sólo en Andalucía pervivía la figura del obrero campesino sin tierras.

Hay que destacar el acceso de la mujer al trabajo que repercutió mucho en el modelo de familia y en el cambio de mentalidad.

También, en la década de los sesenta fue un hecho destacable el aumento del comercio exterior y de las inversiones extranjeras. La mayoría de ingresos eran obtenidos por el turismo, las remesas de emigrantes y las inversiones extranjeras.



Aun así, existían varios problemas: fuerte intervención estatal, sistema impositivo escasamente desarrollado, concentración en las industrias tradicionales (debido a la política industrial), atraso tecnológico de buena parte de las empresas industriales y el crecimiento económico estaba demasiado concentrado.

La crisis económica de los años setenta (1974 – 1982)

El sistema franquista no pudo adaptarse a La etapa de crecimiento acelerado que se vivió en la década de los sesenta, y aunque fue globalmente positivo, no se produjo sin defectos. Algunos de de estos defectos se convertirían en amargos costes en cuanto cesara la expansión. El más importante de estos costes derivaba de los efectos que los caprichos políticos del Estado franquista impusieron sobre el proceso de crecimiento.

El Gobierno de Franco concedía vías privilegiadas de crédito a determinados sectores y empresas públicas y privadas, lo que provocó que la inversión industrial se distribuyera en función de los intereses políticos o particulares de los dirigentes de turno y no conforme a la rentabilidad o a las expectativas de futuro de cada sector. Y a comienzos de los años 1970, habían adquirido un peso excesivo actividades que nunca fueron rentables y que pronto devendrían insostenibles.

Entre 1970 y 1973, los precios subieron en España a un ritmo superior al 9% anual. Pero en 1973, la inflación de precios se tornó especialmente intensa y la entrada en el mundo occidental de la Crisis del Petróleo perjudicó enormemente al país. Los países productores se negaron a vender petróleo a los aliados de Israel en la guerra del Yom Kippur.

El barril de Arabia ligero (el de mayor consumo en España) pasó de 3 a 11,70 dólares entre octubre de 1973 y enero de 1974. Dos terceras partes del consumo energético español dependían de las importaciones de crudo. La factura a pagar aumentó en 2.500 millones de dólares, lo que significaba, por sí solo, un incremento del déficit comercial del 50%.  Provocó que el uso del  petróleo como fuente de energía dejara de ser económicamente viable. Esto deterioró mucho la relación real de intercambio en los países industrializados, surgiendo la denominada crisis de la energía.

El aumento en el precio de la energía provocó que las economías occidentales entraran en crisis. España se vio particularmente afectada debido a la situación política de entonces. El Gobierno de Franco ante las  primeras fases de la crisis, lo que se hizo fue reducir los impuestos de los carburantes, para que el precio final no aumentase, a pesar del fuerte incremento que había experimentado el precio de compra en los mercados internacionales. Esta medida provocó un deterioro de la balanza de pagos.

Al mismo tiempo que los países europeos de nuestro entorno adoptaron de inmediato políticas de ajuste, transfiriendo los aumentos del precio del crudo a los consumidores y adoptando al tiempo medidas de control de la oferta monetaria. Esta medida provocó la contracción económica de dichos países y tuvo efectos  sobre España: en términos reales, los ingresos procedentes del turismo descendieron más de un 30%, y las exportaciones, casi un 8%.
Tras la muerte de Franco (1975) y el inicio efectivo de la Transición causó una situación política todavía más delicada. En  julio de 1976, cuando la dimisión forzada de Carlos Arias Navarro, acusado de haber tolerado terrorismo de Estado mientras fue presidente del Consejo de Ministros y de  ordenar el espionaje sistemático de las conversaciones telefónicas de todos sus ministros, incluso las de Juan Carlos de Borbón, actual rey. Esta dimisión permitió el acceso de Adolfo Suárez a la presidencia del Gobierno. Se considera a esta persona como la figura más importante en la Transición Española, el proceso de cambio en el cual el régimen dictatorial del general Francisco Franco pasó a ser un sistema democrático. En este periodo de cambio la política monetaria fue laxa, la  peseta se devaluó un 20%, la inflación interanual se acercaba al 20%, el déficit de la balanza exterior por cuenta corriente superaba los 4.000 millones de dólares y el déficit del Estado aumentaba.


Tras las primeras elecciones democráticas (1977) se pudieron adoptar de medidas económicas ante la recesión. Para retomar el equilibrio se exigía, poner fin al aumento de precios y salarios. El Estado, por otro lado, debía reducir el déficit público y así evitar que el endeudamiento alcanzara niveles insoportables. El ajuste económico se realizó mientras se desarrollaba el debate sobre la nueva Constitución democrática que habría de regir los destinos del país. Surgieron los Pactos de la Moncloa promovido por el Gobierno para conseguir una negociación multilateral en la que, además del propio Ejecutivo, participaron las fuerzas políticas con representación parlamentaria, los sindicatos y las entidades patronales. Dicho pactos se firmaron en octubre de 1977. Los elementos fundamentales del acuerdo fueron: un ajuste económico a corto plazo basado en una política monetaria restrictiva y la reducción del déficit público; y la introducción de algunas reformas como la modernización del sistema, la liberalización del sistema financiero, etc. (imprescindibles para integrar a España en la Comunidad Económica Europea)

La recuperación de los años ochenta y la integración en la CEE

Después de todo, España ya se podía considerar un país plenamente democrático y quería formar parte de la CEE (Comunidad Económica Europea) España tuvo que afrontar varios requisitos para poder ingresar en la CEE, como rectificar los Pactos Internacionales sobre Derechos Humanos de las Naciones Unidas, firmó el Convenio Europeo para la protección de los Derechos Humanos y las libertades Fundamentales y subscribió la Carta social Europea; también le exigía una reestructuración en profundidad de su economía y su legislación para acelerarlas a los países comunitarios.

En 1977 se presentó la demanda de adhesión y el 1 de enero de 1986 entró en vigor el Tratado de Adhesión. Desde entonces, la transformación económica, social y política en España ha sido enorme, entre otros motivos por la enorme cantidad de fondos regionales y de cohesión que han acelerado el desarrollo de la mayor parte de las regiones españolas. España empezó a recuperar el comercio y experimentó una favorable evolución  de los precios de las materias primas. Esto explica que las estrategias que tomó el Gobierno pretendieras estabilizar la  economía española. Estas estrategias fueron:
  •  Luchar contra la inflación a través de una política restrictiva.
  • Reducción del déficit público, tarea difícil debido a que al intentar apaliar los efectos de la crisis de los setenta, aumentaron los gastos de contenido social.
  • Control de tipo de cambio.

A finales de la década, surgió una cuestión importante que generó un grave conflicto de ideas, como distribuir los frutos alcanzados a lo largo de la etapa expansiva. Este conflicto imposibilito la aplicación de una política de rentas(es la que busca moderar la tasa de crecimiento de los salarios monetarios y de otros ingresos monetarios con el objetivo de reducir la inflación) amplia y consensuadas que tuvo dos consecuencias muy negativas:
a)      Una falta de moderación salarial.
b)      La ralentización y paralización, en algunos casos, de las reformas estructurales en el mercado de trabajo.
Para evitar la inflación se utilizó una política monetarista. Para reducir las tensiones inflacionistas se pensó que controlar los agregados monetarios y la consiguiente elevación de los tipos de intereses eran la forma idónea de conseguirlo.
La política monetarista restrictiva más el moderado éxito en la contención del déficit público provocó una doble presión sobre los tipos de interés. La imperiosa necesidad de financiar la deuda pública contribuyó a elevar los tipos de interés y a reducir los recursos financieros disponibles para el sector privado, lo que incidió de forma negativa sobre el sector real de la economía y, en particular, sobre el sector productivo.

Un inconveniente de esta política y de la doble presión sobre los tipos de interés fue una apreciación artificial y perjudicial de la peseta. La pérdida de la competitividad a que la peseta se vio sometida debido a la citada revaloración artificial, se perdieron todos los logros alcanzados en el sector exterior con las devaluaciones de 1982 y 1987.

De la convergencia con Europa a la crisis internacional (1992-2012)

Se establecieron unos criterios que se debían cumplir y que sirvieron como objetivo para la política económica que se concentró en varios puntos:

       I.            Controlar el crecimiento de los precios y del déficit público y así conseguir que el crecimiento de los precios fuese inferior al 1.5% anual. Se llevaron a cabo políticas restrictivas y políticas fiscales expansivas.

    II.            Luchar contra las rigideces del sistema. El mercado laboral y el mercado del suelo estaban limitados por rigideces institucionales y se intento resolver este problema, pero aun así los resultados fueron insuficientes. Tampoco se alcanzó una situación comparable a la de los países centrales de la UE. La burbuja inmobiliaria y el fuerte aumento del paro solamente confirmaron lo insuficiente de las medidas tomadas.

 III.            Formar parte del primer grupo de países que se integrasen en la UEM. Para que España fuera uno de los países firmantes de la constitución de la UEM (en el año 1999) Se reforzó las políticas de ajuste, especialmente en el año 1992 y 1995. Los resultados fueron positivos y se consiguió una integración plena en la  UME.


Durante el periodo de 1995 – 2007 la economía española experimentó un fuerte crecimiento, cifrado en una tasa superior al 3% anual. Este crecimiento propició la convergencia en términos de de renta por habitante. La renta per cápita española fue de 10341€, y en 2007 superó el 18200€. De esta forma, la diferencia de España respecto a la UE-15 se redujo más de siete puntos: el PIB por habitante español era el 90% de la media europea.

El motor de este crecimiento y del aumento de la riqueza fue la creación de empleo. Este se vio alentado por la incorporación de la mujer al mercado  de trabajo y la inmigración. Entre 1993 y 2007 se crearon más de ocho millones de empleos, y la tasa de paro se situó por primera vez por debajo de la media europea.
Cuadro de texto: Productividad del Trabajo, tasa anual de crecimiento UE-15 1995-2007 y  2007-2010
Porcentaje.
 Lo que comenzó en 2007 como el reventón de una gigantesca burbuja de especulación financiera con las hipotecas de EE.UU. se ha convertido en una recesión global del mundo capitalista.
La crisis financiera empezó golpeando fuerte a EE.UU., Europa Occidental y Japón (las economías más desarrolladas) Después de  declararse en bancarrota uno de los grandes bancos de inversiones de EE.UU. (Lehman Brothers) el gobierno norteamericano tomó el control de la aseguradora American Internacional Group para evitar la caída de los demás bancos y el colapso inmediato del sistema bancario en el mundo.
Ningún banco se fiaba de los demás, pues no se sabía la cantidad de activos “tóxicos” que tenían en sus balances. Esto provocó una crisis de confianza en la banca y una parálisis de los préstamos interbancarios y la contracción del crédito a los individuos y las empresas. Esta desconfianza  desencadenó en 2009 en una recesión global.
En Septiembre de 2007, el Northem Rock fue el primer banco británico que experimentó una “Corrida Bancaria” cuando miles de ahorristas acudieron en masa a retirar sus depósitos del banco, al haberse extendido los rumores de su mala situación. Y finalmente el Gobierno optó por inyectarle dinero público, y nacionalizarlo.
Surgieron otros casos de desplomes de banca en Francia, Alemania, Austria… pero el que más destaca es Islandia que por culpa de la crisis económica llevó al país al borde de la quiebra. Ante esta situación los Gobierno de los países afectados tuvieron que acudir a la ayuda de los bancos con problemas y a actuar mediante políticas expansivas de carácter monetario y fiscal para tratar de compensar la caída  de la demanda agregada generada por la crisis. Y gracias a estas medidas en 2010 la economía mundial empezó a superar la crisis.  Pero la desconfianza en los mercados financieros internacionales reapareció debido a que aumento el gasto público y el déficit público, generando una crisis de deuda de grandes dimensiones.  Aun que esta crisis afectó tanto a EE.UU como a Europa, la más perjudicada fue la eurozona.
Las entidades financieras fueron otra vez el centro de la desconfianza. Ahora el gran lastre sobre los balances de los bancos era su exposición a la deuda pública. Al principio, el problema parecía estar presente en un pequeño grupo de países de la eurozona: Portugal, Grecia e Irlanda. Pero se extendió a otros países europeos y la economía estadounidense. Por ello no se descarto la idea de que el mundo pudiera caer en una recesión más grave que la de 2009. Puesto que cuando tuvo lugar la caída del banco Lehman Brother, los países pudieron solucionar el problema con dinero público a las entidades financieras. En 2011 ya no había tanto dinero público ya que los países están muy debilitados. El crecimiento global dependerá de la reacción de las potencias económicas emergentes, como China, India y Rusia. Mientras que los países desarrollados deberán controlar las cuentas públicas por lo que deberán controlar las cuentas públicas para devolver la confianza a los mercados y recurrir a reformas estructurales y clarificar  el futuro del euro.

A.     El impacto de la crisis internacional en la economía española
La crisis en España tiene su origen debido a dos factores: la coincidencia de una crisis financiera mundial con el desplome de la construcción, que ha sido el motor de la economía del país desde hace más de una década, sumada a una situación crediticia estricta y la amenaza de la inflación, alentada por un barril de petróleo que, a pesar de moderarse desde julio, ha llegado a alcanzar precios descomunales.

1.      Crecimiento desequilibrado y con una baja productividad. El sector inmobiliario y de la construcción, a demás de una baja productividad generalizada en todos los sectores productivos son el motivo del problema, debido a las escasas incorporaciones de innovaciones tecnológicas. Esto provoca una reducida competitividad y un elevado déficit en la balanza de cuenta corriente.
2.      Crecimiento basado en un fuerte endeudamiento externo. Las entidades financieras, las familias y las empresas se han endeudado debido a que en la fase expansiva del ciclo los mercados internacionales dieron facilidades de crédito. Además de este endeudamiento hay que sumarle la burbuja especulativa que vivió el sector inmobiliario.
3.      Rigideces institucionales, especialmente en el mercado de trabajo. La dualidad existente entre los trabajadores fijos y los temporales y las rigideces que caracterizan a la negociación colectiva en España determinan que durante las recesiones el mercado de trabajo español destruya el empleo con facilidad.

B.     Perspectivas de futuro.
Aun que el golpe que ha provocado la crisis para nuestro país, de cara al futuro la economía española tiene varías fortalezas que habría que explotar.
1.      Infraestructuras de primera línea mundial. Cuenta con una red de autopistas más extensa de Europa, Con sus de 3.000 km en servicio, se trata de la red de alta velocidad más extensa de Europa y la segunda en todo el mundo, solo por detrás de China. A demás se encuentra entre los cinco primeros países por las mercancías movidas en sus puertos. Todo gracias a su localización privilegiada entre Europa  y África y entre el Mediterráneo y el Atlántico. El desarrollo de infraestructuras y los trenes de fabricación nacional han permitido adquirir una experiencia en la elaboración y explotación de proyectos que han ocasionado que Estados Unidos quiera tomar la red ferroviaria de alta velocidad española como ejemplo para desarrollar la suya propia.
2.      Abundante capital humano competitivo. Gran parte de la población española son jóvenes y la mayoría son estudiantes universitarios. la inserción de este grupo de personas a la vida laboral a la hora de contratarlos supone un coste medio inferior frente al coste de otros países como Alemania.
3.      Tejido empresarial competitivo a escala mundial. Las empresas españolas han llevado a cabo un intenso proceso de internacionalización en las últimas décadas, convirtiéndose en el motor del crecimiento económico. Las empresas españolas son líderes mundiales en sectores clave como las energías renovables, la gestión de las infraestructuras, alta velocidad, biotecnología, tecnología naval, tecnologías medioambientales o sistemas aéreos y espaciales, entre otros. En la actualidad se pueden encontrar compañías españolas establecidas o dando diferentes servicios en cualquier lugar del mundo: el aeropuerto con mayor tráfico mundial lo gestiona una empresa española; muchas líneas de metro de grandes ciudades extranjeras son construidas y gestionadas por sociedades españolas, y un tercio del tráfico aéreo mundial se gestiona con sistemas desarrollados e implantados por una empresa española, así como el 100% del cielo alemán.

Hay sectores que podrían actuar como motores del crecimiento como los siguientes:
1.      Sectores de bienes exportables. Dentro de este grupo se incluyen los subsectores de manufacturas (es española la mayor corporación del mundo del sector textil) y ciertas actividades extractivas, tales como la agricultura, pesca (en el cual, para poder hacer frente a la elevada demanda de productos pesqueros hizo necesario el desarrollo de pesquerías en aguas exteriores y caladeros lejanos)  y minería.
2.      El turismo. Las razones más importantes que hacen a España ser un país turístico, son sus playas, el abundante patrimonio artístico del país y la variedad de ofertas gastronómicas, además de ser una de las naciones más ricas en patrimonio cultural del mundo. El turismo le reportó a España 52.525 millones de dólares durante el año 2010, lo que la situó en segunda posición en ingresos económico. el 84,3% de todos los turistas vienen a España por razones de ocio o de vacaciones.

Servicios locales y empresariales. El 8,4% de las empresas españolas desarrollan su actividad en el sector de la industria, el 13,3% en la construcción, el 28,1% en el comercio y el 50,2% en los servicios. Estas empresas contribuyen en un 14,2% al valor añadido de la economía española.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA

El 7 de febrero de 1992 tuvo lugar la asociación política gracias al Tratado de Maastrich creado por la Unión Europea y que llego a superar el contenido económico de la CEE.

La Unión Europea es una entidad jurídica independiente de los gobiernos de los Estados miembros. Los estados miembros deben de cumplir sus normas. El Tratado se asentó en tres pilares:

  1. Acuerdos establecidos en TC (Tratados Comunitarios) por los Estados miembros, los cuales han cedido su soberanía y aceptado decisiones comunitarias.
  2. PESC asocia la cooperación entre estados de llevar a cabo una acción comunal que aplicarán al sector exterior.
  3. JAI se encarga de los asuntos como: el tráfico de drogas, la emigracion ilegal, la política de asilo, terrorismo, delincuencia internacional y cooperación judicial. Cabe destacar la Europol, policía europea
También se creó la ciudadanía europea que tiene el derecho a un libre circulamiento y residencia en los países de la Comunidad, también el derecho de votar y ser votados en los Estados de residencia para las elecciones europeas y municipales.

Las principales instituciones comunitarias

Las principales instituciones comunitarias surgieron junto al Tratado de Roma pero con el paso del tiempo han adquirido mayores funciones:
  • Comisión Europea: Institución ejecutiva de la UE, que actúa como un gobierno comunitario. Está formado por 27 mujeres y hombres elegidos cada 5 años por su Presidente, que a su vez ha sido elegido por su gobierno nacional. Tienen como funciones: promover legislaciones frente al Consejo y la Comisión, supervisar los gobiernos de los Estados y hacer cumplir la legislación, a demás de gestionar el presupuesto. Lugar de reunión principal en Luxemburgo aunque tienen en cada Estado miembro unas oficinas.
  • Consejo de la Unión Europea: es la institución legislativa de la UE. Se encarga de aprobar leyes junto con el Parlamento, firmar acuerdos internacionales, aprobar presupuestos, hacer cumplir la política económica, desarrollar Política Exterior y de Seguridad Común y coordinar la cooperación entre la policía y tribunales nacionales. Agrupa a los representantes del Consejo de Ministros. La Presidencia del Consejo es rotatoría y cada seis meses ejerce un Estado de la Unión.
  • Parlamento Europeo: se encargan de representar a los ciudadanos en las instituciones europeas. Está formado por 785 parlamentarios los cuales son representantes de su Estado. Cada país tiene un número diferente de parlamentarios dependiendo del número de su población. No se agrupan según el Estado al que pertenezcan sino a la ideología o corriente política que defiendan. Suelen reunirse en Francia y Bélgica. Y su Secretaría General se encuentra en Luxemburgo.
  • Otros: como el Banco Central Europeo, el Tribunal de Justicia (hacer cumplir las leyes en todos los países miembros) Tribunal de Cuentas, Defensor del Pueblo...
Las últimas adhesiones a la Unión Europea. 

En 1995 tuvo lugar la incorporación de Suecia, Finlandia y Austria, formando así la Europa de los Quince. Más tarde, con la desaparición del bloque comunista y de la URSS, los países del Este decidieron incorporarse a la Unión Europea. En 2004 se incorporaron Eslovenia. Eslovaquia, Estonia, Hungría, R. Checa, Chipre Polonia, Malta, Lituania y Letonia. En 2007 Bulgaria y Rumanía. Y la última incorporación fue Croacia en 2013.

El Tratado de Roma dió paso al Tratado de Amsterdam en el cual se aprobó el respeto a los derechos humanos. Y más tarde se firmo el Tratado de Niza, que reestructuró todas las instituciones.

La UE está formado por 28 países, y aunque existen varias diferencias (religiosas, culturales, lenguaje...) el objetivo es avanzar hacia una democracia y crecimiento económico.